Elbrus W  (5642 metros)
El Caúcaso suena a una cordillera exótica, muy lejana y ajena a todos nosotros. En ella está la montaña más alta de Europa, pero poco o nada más sabemos de él. Realmente es una sorpresa descubrir que se trata de unas montañas inmensas, preciosas, con numerosos picos por encima de los 4.000 metros, valles glaciares prácticamente vírgenes y numerosas posibilidades para cualquiera que le guste la naturaleza.
Según la mitología griega es en las montañas del Caucaso en donde el titán Prometeo fue condenado por Zeus a ser encadenado a unas rocas y a que un águila le comiera el hígado todos los días. Para su desgracia, al ser inmortal, el hígado se regeneraba cada noche y vuelta a empezar con la tortura al día siguiente. Su falta había sido apiadarse de los humanos y robarle el fuego a Zeus para dárnoslo y que pudiéramos calentarnos y cocinar. Tiempo después Hercules lo liberó matando al águila de un flechazo.

Las montañas del Caucaso marcan el límite geográfico y forman la divisoria de aguas entre Europa y Asia, en su extremo suroriental, en la frontera entre Rusia, Georgia y Azerbaijan. Están a una latitud de 43 grados, similar a la de Alpes, y lo cierto es que se trata de una cordillera de corte Alpino, con verdes valles glaciares llenos de bosques, prados floreados y altos picos rocosos de 3.000 y 4.000 metros, con numerosos glaciares activos que descienden de ellos. De entre todas las montañas destaca el Elbrus, con 5.642m. De origen volcánico, sus formas redondeadas sobrepasan en más de mil metros a todas las de su entorno, destacando sobremanera en el paisaje. Sobre sus laderas se extienden 140 km cuadrados de glaciares que llegan a tener un espesor de hasta 400m.
Nuevamente he tenido el placer de acompañar al grupo Castellano-Aragonés del Club de Montaña Pradoluengo. Nos desplazamos los 16 integrantes del grupo vía Moscú y de ahí en un vuelo interior en un cochambroso Tupolev 154 hasta Mineralnye Vody. Aún nos quedarían 3 horas de vehiculo hasta llegar a Terskol, en el valle de Baksan, nuestro destino final.

Terskol está en la república de Kabardino-Balkaria, una provincia integrada en la federación rusa. Se trata de una región cuyas dos etnias, una eslava y la otra turcomana son ambas musulmanas. Resulta curioso moverse por esta parte de Rusia en donde en lugar de iglesias ortodoxas, uno se encuentra con mezquitas desde las que surgen los cantos del muecín llamando a la oración?. La región está bastante deprimida económicamente, pero el entorno es realmente precioso: en pleno agosto la verde vegetación contrasta con la nieve y los glaciares colgantes de las cumbres.

Hay que señalar que la zona en la que estamos es algo delicada, las repúblicas vecinas al este son las inestables Osetia del Norte y Chechenia. Y justo al sur, a pocos centenares de metros, está la frontera con Georgia, con quien los rusos tienen conflictos armados actualmente. La presencia del ejercito se deja notar, y hay controles de pasaportes frecuentes y prohibiciones de moverse por algunos sectores, los más próximos a la frontera.

Para este viaje resulta casi obligado contactar con una agencia local, directamente o a través de otra Española, a fin de que pueda tramitarse la invitación para que se nos conceda el visado para entrar en Rusia. También nos simplificarán el papeleo y los permisos para entrar y movernos por el Parque Natural y la ascensión de sus montañas, que en el caso del Elbrus cuesta unos 15-20? de canon para el Parque.
Estábamos hospedados en Terskol, el poblado que sería nuestro centro de operaciones y proveedor cervecero de la zona. Desde ahí planeamos las actividades de aclimatación.

DIA 1. Ascenso al pico CHEGET (3.481m). A unos 15 minutos caminando, antes de llegar a Terskol está el poblado de Cheget (2.100m) : No son más que 4 casas, otros tantos restaurantes, un pequeño mercadillo al aire libre, y un roñoso telesilla. Es desde la base del telesilla desde donde comienza el sendero para ascender dicho pico.
La senda no ofrece dudas, y va subiendo por agradables prados con la presencia constante a nuestra izda (sur) de la imponente cara norte del Dongusorum (4.454m) (foto 5) uno de los colosos locales, con su característico glaciar ?del 7?. En algo menos de 3 horas llegamos a la estación final del telesilla, a unos 3.050m. Desde ahí, por un lomo rocoso (foto 8) se llega a la cima en 45 minutos. Lástima que por arriba esté cubierto, no vemos la cercana cima del Elbrus, pero si las impresionantes lenguas glaciares que bajan de él (fotos 10 y 11). La actividad ha estado bien, hemos subido 1.360m de desnivel, llegando a una cota más alta que la cima del Aneto. Es más, a pesar de que la mayoría de la gente aprovecha el telesilla para bajar, nosotros optamos por hacer piernas y descender por nuestros propios medios, ante la extrañada mirada de los que lo iban en las sillas (foto 12)

DIA 2. Ascensión al OBSERVATORIO ASTRONOMICO DE AZAU (3.085m). (Frustrada)
Desde el mismo Terskol, en la carretera principal, junto a la estación de bomberos, sale hacia el norte un vallecito, y una pista que nos llevan a una preciosa cascada y más arriba a un observatorio astronómico. Lo cierto es que este segundo día salió lluvioso, y tras subir unos 450m de desnivel, nos tuvimos que dar la vuelta porque arreciaba. Volvimos al hotel calados. Las fotos que pongo (13 a 18) son de unos días después.
Durante la subida hay unas preciosas vistas de todo el valle de Baksan. A mitad de camino hay una preciosa cascada. En total, hasta el observatorio, se remontan unos 900m. de desnivel.

DIA 3. Traslado al refugio de BARRELS (3.730m).
Siguiendo la carretera hacia el fondo del valle (W) se llega un par de km a Azau (2.350m), un caserio lleno de puestos de comida, artesania y recuerdos. Es el origen de los teleféricos que le suben a uno a Barrels. Vamos ya pertrechados con el equipo de altura y debemos de transportar también las cajas de provisiones que luego nos cocinará la cocinera contratada que ya está arriba. Los dos primeros remontes son teleféricos, que se cogen uno tras otro. El tercero es una cochambrosa telesilla en la que has de subir haciendo equilibrios con el mochilón (fotos 19-25). La temperatura ha bajado un montón, vamos entrando en el mundo de la nieve y el hielo.
A escasos 5 minutos de donde nos deja la silla está el enclave de Barrels: un grupo de 8-10 cisternas de camión adaptadas para servir de pequeños departamentos de 6 aceptables plazas cada uno (foto 28). Hay una construcción con dos salas que hacen las veces de comedores, unas sucias letrinas y poco más. Bueno si, sobre un mástil improvisado ondea la conocida bandera roja con la hoz y el martillo de la antigua URSS, recuerdo de un tiempo pasado de imperialismo soviético.
El día está malo, hace frío, y hay una ventisca de nieve que a ratos casi no deja ver nada. De todas formas, tras dejar los trastos hacemos una pequeña marcha de aclimatación hasta la altura del refugio Diesel, a 4.060m. Casi no se ve nada, y tras haber ascendido unos 400m en poco más de una hora, nos volvemos a cenar y dormir en la comodidad de las cisternas de Barrels.

DIA 4. Subida a PASTUKHOVA ROCKS (4.650m).
Tras soplar un vendaval casi toda la noche, el día ha salido despejado aunque con algo de viento todavía. Se trata hoy de subir de Barrels a Pastukova Rocks, que es el nombre que dan a unos afloramientos rocosos que hay en el camino a la cima del Elbrus, mas arriba del Diesel Hut. Son unos 900 m de desnivel, que a esa altura ya se notan. No tenemos prisa, vamos subiendo lentamente, sin forzar, a un ritmo de unos 200-250m/hora. Se trata de ir adaptándonos a la altura. Llegamos en unas 4 horas, intentamos permanecer un rato arriba, pero el frio y el viento a esa altitud nos hacen bajar en pocos minutos. Nos lo habíamos tomado como una pequeña excursión de aclimatación, pero como alguien comentó depués, se trata de un esfuerzo comparable totalmente en altitud y desnivel a la ascensión al Mont Blanc desde Gouter.
De bajada nos vemos regalados con un espectacular mar de nubes, del que únicamente asoman las cimas del Dongusorum (4.454) y el algo más alejado pero precioso Ushba (4.707) (foto 36).

DIA 5. Ascensión al ELBRUS (5.642m)
Llegó el día esperado. La noche de antes nos advierten los guías del parque que el tiempo podía complicarse y nos informan que la hora límite de seguridad es estar antes de las 13 horas en el Collado. Nos recomiendan encarecidamente alquilar el snowcat para que nos lleve hasta Pastukhova Rocks y quitarnos los primeros 900m., pero no nos apetece a ninguno meternos con esos bichos por un glaciar y desechamos la oferta. Optamos por enfrentarnosa 1.900m de desnivel. Por todo esto se decidió salir muy pronto. Nos levantaremos a las 0horas, para desayunar algo a las 0:30 y salir a la 1.
Nos acostamos pronto, pero resulta algo difícil dormir. Son muchas las dudas que nos surgen, y la incertidumbre nos inquieta. El tiempo está inestable, se espera que haga bastante frio en la montaña, vamos a estar por encima de 5.000m y no sabremos si estamos realmente bien aclimatados hasta dentro de unas horas? Pero sobre todo, es una incógnita cómo responderemos ante los 1900 y pico metros de desnivel que vamos a tener que superar para alcanzar la cima. Desde luego suena a una burrada de desnivel a esta altitud. Nos espera un esfuerzo como pocas otras veces habremos hecho en montaña. Hay además compañeros que es la primera vez que están por encima de 4.000 metros, más motivos para que el día que se avecina sea realmente ?entretenido?.
La subida tiene cuatro partes muy diferenciadas.

1. De Barrels (3.730) a Pastukhova Rocks (4.650), son unos 900m de desnivel con una pendiente muy larga pero moderada. Ya lo conocíamos del día anterior e íbamos preparados. Toca salir con los frontales y con los crampones desde el primer momento porque la nieve que cubre el glaciar estaba helada. Vamos subiendo a un ritmo moderado, unos 300m/hora. Hace frio, unos 6 bajo cero y algo de viento. Aunque no apetece, hacemos alguna parada para ir hidratando y comer algo, y es que con una jornada tan larga como está previsto, el aporte de energía deberá ser continuo. Con la experiencia de otras veces hemos renunciado a los camelback, cuyas boquillas se hielan a la mínima y llevamos los líquidos en botellines de 500cc, portando uno de ellos entre la ropa, cerca del cuerpo, para que nuestro calor impida que se hiele. Lo peor de esa zona es la presencia de los snowcats, De ver en cuando oías y veías alguno que pasa cerca. Pero la verdad es que a esas horas no vimos mas que 3 o 4. Realmente pensaba que iba a ser más desagradable, pero lo cierto es que en seguida te olvidas de ellos. Nos llevó unas 4 horas llegar a las Rocas, paradas incluidas.

2. De Pastukhova Rocks a la ?Diagonal? (5.270m). Tras haber remontado ya 900m viene el tramo de mayor pendiente. Es un cuestón de 600m que como no se tome con cabeza se puede atragantar pero bien. Hay que pensar en otra cosa, bajar la cabeza y tirar para arriba en una secuencia de zetas que parece interminable (solo hay que ver el track para hacerse una idea de la de zetas que hicimos). Resulta la zona más dura y además, al acercarse el amanecer, la más fría. Sopla bastante más viento y ya no resulta nada cómodo pararse y manipular nada (foto 40). Lo justo para beber algo? ni sacar la cámara para hacer alguna foto. Hará unos 10 bajo cero, que junto con el viento con rachas de 30-40km/hora crean una sensación térmica de 20-25 bajo cero. Es en esta zona en donde notamos los olores a vapores sulfurosos que nos recuerdan que realmente estamos sobre un antiguo volcán. El esfuerzo empieza a pasar factura, y un guía ruso y algunos de los compañeros comienzan a tener problemas para seguir el ritmo. Yo de momento voy bien, los que funcionamos con motor diesel preferimos un ritmo lento y mantenido, aunque sea duro, que esfuerzos bruscos y explosivos. Nos lleva poco más de 3 horas superar este tramo.

3. La travesía de la Diagonal (5.270) hasta el Collado (5.350). Poco a poco se suaviza la pendiente y se convierte en una media ladera hacia el NW. En otras circunstancias sería un respiro, pero estamos ya tan altos que lo que debiera de mejorar por ser menor la pendiente, lo empeora la hipoxia de la altura. Aún así se lleva algo mejor que el cuestón del que venimos. Esta es la zona que puede entrañar algún peligro y en donde más accidentes mortales se han producido. En años con poca nieve o mucho frío, la zona se cubre de hielo cristal y puede poner las cosas bastante delicadas porque la ladera es bastante expuesta. Un resbalón y una caída en esta zona te puede llevar en un segundo a las enormes grietas del glaciar que se ven 800m más abajo.
Cuando llevamos cerca de 8 horas de ascensión, incluidas las 3 o 4 paradas breves que hemos hecho, llegamos al Collado que hay entre ambas cimas. Nos detenemos un poco por debajo del collado real, en una zona en la que estamos protegidos del viento. El grupo se deja caer en la nieve (foto 44). Algún compañero ha llegado bastante roto, con la cara descompuesta por el tremendo esfuerzo y con severas dudas acerca de si podrá seguir o no. Un par presentan síntomas de Mal de Altura: edema facial, dolor intenso de cabeza, cansancio excesivo? Aprovecho para dar una rápida revista general y les hago mediciones de saturación de oxígeno con el pusioxímetro digital. Damos cifras increíblemente bajas, en torno a 74%, cuando lo normal a nivel del mar es del 98%. Hay dos que no llegan ni a 70? A mi se me han quedado las manos tan frías de andar haciendo el oso sin las manoplas que no doy ni lectura en el aparato. En casa del herrero?
El sitio es alucinante. ¿Quién dice que esta montaña es fea?. El ambiente es increíble. Vemos ahí enfrente todo un mar de picos nevados muy por debajo de nosotros. El día es muy claro, el cielo de un azul intenso y la luminosidad es cegadora. Distinguimos perfectamente hacia el sur los relieves característicos de las dos enormes montañas que hemos conocido estos días: el Dongusorum y el Ushba rodeadas de otros muchos picos y glaciares de todas las formas y tamaños (foto 43).
Lo único que incomoda la visión de tanta maravilla es la contemplación de la enorme pala que tenemos ahí enfrente y que en breve vamos a tener que negociar para llegar a la cima (foto 45). Son 300 metros que van a exigir todavía un poco más de nuestros ya cansados cuerpos, que llevan en estos momentos más de 1.600m de desnivel. Tras unos 45 minutos de descanso, reemprendemos la marcha dejando las mochilas en el collado.

4. Tramo final, del Collado (5.350) a la Cima del Elbrus (5.642). Como bien se intuía desde abajo, el ascenso en diagonal por la pronunciada pala resulta francamente duro. Pero vamos muy despacito, a pasos cortos y lentos, a un ritmo casi ochomilista. Vamos parando a ratos, haciendo fotos y animándonos los unos a los otros, acompañando y marcándoles el ritmo a los 2 o 3 que van más tocados, viendo que cada vez está más cerca el objetivo y que tanto esfuerzo puede que al final obtenga su recompensa. Y así llegamos a la meseta en ligero ascenso desde donde que ya se ve la cima. Esto está hecho, solo queda la última rampita de la cima y ya estamos. Los que iban primero esperan a los últimos para hacer cima más o menos juntos (foto 50). Finalmente llegamos los 16 a la cima en poco menos de dos horas desde el collado.

Es un éxito total. Nos ha llevado algo más de 10 horas llegar hasta la cima desde Barrels. Hemos superado un desnivel de más de 1.900m, casi 2.100m de desnivel acumulado. Tenemos la sensación de haber realizado algo parecido a una proeza y la recompensa es que estamos todos aquí arriba y que hace un día exquisitamente despejado y luminoso que nos permite disfrutar de la impresionante visión de los picos nevados del Caúcaso. Es francamente emocionante.

El descenso nos trajo la complicación de tener que atender a un compañero que presentó síntomas de edema cerebral por la altura. Y esto es algo serio. Precisamente fue el que dio la cifra de saturación de oxígeno más baja de las mediciones del collado. Habíamos tenido la precaución de subir hasta allí arriba la medicación adecuada para estos casos (dexametasona, acetazolamida?) y pudimos tratarlo adecuadamente. La pena es que en estas regiones no se dispone de helicópteros de rescate, y nos vimos obligados a encordarlo para garantizar su seguridad en el descenso porque presentaba una descoordinación que incluso le impedía caminar en línea recta. Por suerte pudimos hacer un descenso rápido, bajando más de 3000 metros en pocas horas y actualmente está totalmente recuperado.

Bien está lo que bien acaba, y la verdad es que todos nos quedamos con una inmejorable sensación por haber conseguido la cima los 16 que salimos de España y por la sorpresa inesperada que supuso descubrir las maravillas del Caúcaso. Una cordillera altamente recomendable para visitar, y no solo el Elbrus. Hay por allí numerosos tresmiles y cuatromiles prácticamente desconocidos para todos nosotros y que están esperando a que regresemos. Espero que sea pronto.
(fotos de Javier, Pacoton y mías)